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La loca de amor

13 febrero, 2011

 Nancy Michia

Bajé  corriendo las escaleras de la terminal del pueblo en mi desesperación por comprar el boleto para viajar en el colectivo de siempre,  mientras,  veía que se marchaba lentamente,  dejándome allí, sola, impotente.  

Enfadada, masticando broncas y puteadas por doquier, tiré el bolso en el incomodo banco de madera, y  me desplome resignada. Ahora sólo quedaba permanecer y resguárdame en ese lugar, donde las horas pasarían lentamente.

Era invierno en la noche casi madrugada, y  el alto techo de cinc ponía mas helado el ambiente del edificio para pasajeros, no lo habitaba nadie,  sólo el paseo de algún perro vagabundo que me seguía fiel, todo se sentía monótono, en el pueblo dormían.

Sentía frío, necesitaba tomar calor, y comencé a caminar por la galería, contando pasos, mirando baldosas, pensando en la clase que había tenido con mis alumnos, lo que faltaba para llegar a mi hogar.

Ante el aburrimiento, ningún visitante escapaba a mi atención, y vi entrar a una pasajera, aparentaba unos cincuenta años aproximadamente, de estatura baja, tenía la tenía tez  blanca, vestía elegante,  de  blazer cruzado y pantalón negro, no me gustó el estilo masculino en su vestimenta, su peinado recogido y maquillada prolijamente, con sus labios pintados de un rosa fuerte. Me sentí más segura con su presencia,  en un lugar y horas,  poco propicia para mujeres solas.

Seguí en mi parloteo interno,  y observo que se dirige hacia el teléfono público, levanta el tubo y marcando un numero,  la escucho decir,   “hola mi amor”, como están?¿están todos bien?, bueno. Chau mi amor… Chau”.

Entendía que la mujer hablaría con su esposo, como cualquier ama de casa que se encuentra lejos de su familia, nada extraño.

En mi vagabundo recorrido por la sala de pasajeros, nos encontramos de frente, la miro y sonríe burlona  mostrándome  su dentadura, le faltaban dos dientes, su actitud y vestimenta no eran acordes, quedé paralizada y contuve mi respiración,  ¿qué vio de mi?, me preguntaba.

Ya todas mis hipótesis respecto  de su presencia en ese lugar había sido derribadas,  pasaron pocos minutos, y nuevamente se dirige hacia el teléfono y se la escucha, “hola mi amor”, ¿cómo están?, ¿están todos bien?, bueno… Chau mi amor, chau”.

Entonces, me percaté que la extraña dama, padecía una enfermedad mental, pude ver que el teléfono no funcionaba,  me  sonreí, una loca  que le hablaba  a su amor, esta locura romántica me provocaba ternura.

Por tercera vez, la observo nuevamente entrar por la puerta principal, era una performance que parecía estar dedicada a mí, su pregunta,  “hola mi amor”, ¿cómo están?, ¿están todos bien?, bueno…Chau,  Chau mi amor”.

Esta situación  comenzó a cautivarme, incrementando mi ansiedad,  no toleraba estar en ese lugar,  y  ¡maldito colectivo,  no llegaba! 

Perdí la noción del tiempo, hasta que ingresó el colectivo a la terminal, suspiré aliviada,  me esperaba el cálido coche semicama, estaba de regreso a casa.

Pasaron las semanas, pero seguí pensando en ella, en ¿qué me habría provocado tanta fobia, si sólo se trataba de alguien incoherente?

Ensayo desde la psicología social una respuesta a esta  anécdota,  lo dice Pichon, el discurso del loco tiene coherencia. Los  locos cumplen el rol de portavoces.

Por lo tanto, estos “loquitos” de alguna manera tendrían como antenas que receptan el mundo inconsciente de nosotros,  los “cuerdos”, poniendo en palabras ¿lo que no podemos decir? Sólo me respondo sabiendo… que era yo la que quería llamar por teléfono,  y decir: “Hola mi amor, ¿como estas?”.

3 comentarios leave one →
  1. Jose permalink
    13 febrero, 2011 22:01

    Hola Nancy, muy interesante tu relato, por momentos pensé que se trataba de una ilusion óptica tuya, y luego me trajo a la memoria a «Penelope» de Serrat….
    Mitad ficcion, mitad documental, solo falta decir …» en una termina de omnibus distante a unos 180 km de mi casa…etc.» para una hubicacion …
    veo presente la cuestión literaria y cientifica.. lindo e interesante el relato por el contenido, lo dinamico en la lectura y por el final.
    Muy bueno…. hay otro mas? … los espero.
    Jose

  2. Nancy Michia permalink*
    13 febrero, 2011 23:16

    Gracias Jose, justo que tambien estas en el tema de la Psicologia podras entenderlo y analizarlo, desde ya da para muchas sesiones, jeje .Besos amigo.

  3. Eduardo permalink
    14 febrero, 2011 0:12

    Nancy: me gusto!!! y mi comentario no será de la elevación del de José, pero también se me cruzó por la mente la canción de Maná, la de la loca del puerto de San Blas…. también el recuerdo de muchas terminales, paradas de colectivos, a veces en medio del monte de Santiago, cuando en el trabajo estaba lejos de pedir ir en el «vehículo oficial» (ahora tampoco, jeje). En fin, tu relato me hizo «viajar» por recuerdos de la vida profesional laboral y de los personajes/paisajes que aparecen/desaparecen y también se constituyen en «objetos» para el análisis y la reflexión posterior, aunque en mi caso, nunca escritos.
    Por eso es que valoro lo tuyo, que lo pudiste escribir (aunque no sé si realmente te ocurrió, yo creo firmemente que sí) y además vincularlo con tu formación. Siiiii… los locos (locos?) tienen esa función también: la de hacernos pensar.
    Espero el próximo

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